Cuando el dolor es tan punzante que no puedes articular palabra, que no puedes teclear una sencilla frase, que ni puedes verte a tí misma de la cantidad de lágrimas que te desgarran el alma, solamente hay una salida:
Absorver ese dolor, hacerlo tuyo, fundirte con él, amarlo, abrazarlo, asumirlo...
Si se lucha contra él, la batalla está perdida de antemano.
Solamente así, hundida, desmembrada, y rota, reaparece el más puro instinto de supervivencia, y empiezas a darte cuenta de que no puedes hacer nada para matar el dolor.
Solamente te queda un camino: el de aprender y disfrutar.
Porque no tienes nada más...
Porque ya no te queda nada más...
Porque ya no hay miedo...
Afortunadamente, en ocasiones hay manos tendidas....
ResponderEliminarLo sé y así me lo demuestran, pero no tengo fuerzas aún para cojerlas... Gracias.
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