sábado, 14 de diciembre de 2013

Ojalá pudiera rendirme, pero no puedo....

Cuando el dolor es tan punzante que no puedes articular palabra, que no puedes teclear una sencilla frase, que ni puedes verte a tí misma de la cantidad de lágrimas que te desgarran el alma, solamente hay una salida:
Absorver ese dolor, hacerlo tuyo, fundirte con él, amarlo, abrazarlo, asumirlo...

Si se lucha contra él, la batalla está perdida de antemano.

Solamente así, hundida, desmembrada, y rota, reaparece el más puro instinto de supervivencia, y empiezas a darte cuenta de que no puedes hacer nada para matar el dolor.
Solamente te queda un camino: el de aprender y disfrutar.

Porque no tienes nada más...
Porque ya no te queda nada más...

Porque ya no hay miedo...







2 comentarios:

  1. Afortunadamente, en ocasiones hay manos tendidas....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo sé y así me lo demuestran, pero no tengo fuerzas aún para cojerlas... Gracias.

      Eliminar